A consecuencia del COVID-19, más de 6 millones de niños en todo el mundo han perdido a algún familiar, así lo detalla la revista The Lancet Child & Adolescent Health.
Se analizaron cifras de mortalidad por coronavirus de 21 países desde el comienzo de la pandemia, en marzo de 2020 hasta octubre de 2021 y aumentó en un 90% esa pérdida.
No obstante, este documento sigue actualizándose como consecuencia de que “la proliferación de nuevas variantes de coronavirus, los datos de mortalidad actualizados y las disparidades en el acceso a las vacunas aumentaron la cantidad de niños que experimentan la orfandad asociada con el COVID-19″.
Asimismo, se señala que dos de cada tres niños huérfanos a causa del COVID-19 son adolescentes de entre 10 y 17 años. Además, en consonancia con las pruebas de que las muertes por COVID-19 afectan desproporcionadamente a los hombres.
Además tres de cada cuatro niños de todo el mundo, que experimentaron la muerte de un progenitor, perdieron a su padre.
En general, los menores que experimentan la pérdida de un cuidador tienen un mayor riesgo de pobreza, explotación y violencia o abuso sexual, infección por el VIH, problemas de salud mental y angustia grave y, en algunos contextos, mayor vulnerabilidad a la participación en bandas y al extremismo violento.