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El Tren Maya: un desastre ecológico bajo el manto del progreso

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El Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) informa el número de talas que hubo de 2019 a 2023 para el Tren Maya; el camino de Cancún a Tulum fue el tramo con más talas, con tres millones 505 mil 908; seguido del tramo de Tulum a Chetumal con dos millones 670 mil 190; después el tramo Calkiní Izamal, con 802 mil 053.

En cuarta posición está el tramo cuatro que va de Izamal a Cancún, con 653 mil 333 talas; el tramo de Chetumal a Escárcega, reportó 236 mil 031; el tramo uno, de Palenque a Escárcega contabilizó 183 mil 923; el tramo de Escárcega a Calkiní sumó 76 mil 871, y el tramo de la Carretera 307, tuvo seis mil 986 árboles talados.

A pesar de las promesas iniciales de que el Tren Maya no afectaría el ecosistema del sur de México, la trágica realidad se ha revelado: el megaproyecto del gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha desencadenado un ecocidio devastador. Según una consulta realizada por el portal de noticias Animal Político a las autoridades, se estima que siete millones de árboles han sido sacrificados en aras de este proyecto.

El Tren Maya, presentado como un emblema del progreso gubernamental, ha dejado una estela de destrucción a su paso por los estados de Campeche, Tabasco, Yucatán, Chiapas y Quintana Roo. Esta vía férrea, diseñada para turistas y locales, ha cubierto mil 500 kilómetros, transformando paisajes naturales en desoladoras zonas de tala.

La consulta realizada por el Fonatur revela cifras alarmantes: desde 2019 hasta 2023, se han talado millones de árboles a lo largo de los diferentes tramos del Tren Maya. El camino de Cancún a Tulum encabeza la lista con más de tres millones de árboles sacrificados, seguido de cerca por otros tramos, sumiendo a la región en una crisis ambiental sin precedentes.

El impacto de esta devastación va más allá de las cifras. Expertos advierten que la pérdida de árboles afecta directamente la capacidad de oxigenación, privando a millones de personas de aire limpio. Mientras tanto, las autoridades no han cumplido con la promesa de compensar la tala con reforestación, dejando a comunidades enteras expuestas a los estragos del cambio climático.

A pesar de las protestas y denuncias de activistas, el proyecto sigue adelante, a pesar de los problemas operativos que ha enfrentado desde su inauguración. El Tren Maya, una vez presentado como un símbolo de desarrollo, se ha convertido en un monumento a la destrucción ambiental y a la negligencia gubernamental.